jueves, 26 de octubre de 2017

Lectura por suscripción

Créditos de la imagen: Jonas Tana vía Visual Hunt / CC BY-NC-ND
Desde la aparición de 24symbols, el Spotify de los libros, allá por 2011, los servicios de lectura por suscripción se han extendido por nuestro horizonte cual mancha de aceite. Más tarde llegaron Nubico, la plataforma montada por Telefónica y Círculo de Lectores, y desde allende los mares, Scribd, que también ofrece audiolibros, y Amazon Unlimited. En estos días, también, ultima su aterrizaje en España Storytel, el Netflix de los audiolibros (nótesen las comparaciones con otros servicios de suscripción, ya sea para música o vídeo).

Todos tienen parecido esquema de funcionamiento: el cliente paga una cuota mensual (alguno tiene además una opción gratuita con características reducidas y/o publicidad añadida) y obtiene acceso a una completa biblioteca de lecturas (o audiolecturas) de forma ilimitada. Para el proveedor del servicio tiene beneficios obvios: un cliente cautivo que consuma lo que consuma paga religiosamente cada mes. Y para el consumidor también es ventajoso, en mi opinión: por el precio de un par de artículos (o menos) tiene acceso a un abultado catálogo de productos.

En el caso de los productos digitales, en mi opinión, este tipo de servicios tiene aún más sentido, ya que en muchos casos (afortunadamente no en todos, tengo la esperanza de que cada vez sean menos) la compra no nos garantiza la propiedad sino una especie de alquiler de duración extendida. Y así, por qué no simple y verdaderamente alquilarlo, a un precio y en unas condiciones más ventajosas. Pero no solo están floreciendo las opciones de suscripción para libros digitales o audiolibros, sino también para libros de papel. En este caso el modelo es distinto y se basa no en una amplia biblioteca sino en la sorpresa y la oferta personalizada.

Pero, aparentemente, detrás de todo esto hay toda una batería de justificaciones psicológicas que nos impulsa como consumidores a aceptar los servicios de suscripción como ventajosos, y de la que las empresas se aprovechan, claro, como nos cuentan en este artículo de Xataka, la página de ciencia y tecnología.

Es posible que me esté engañando a mí misma, que me esté viendo atrapada por la abrumadora oferta que seguro no voy a poder aprovechar, el pago invisible e indoloro y las dificultades para darme de baja de estos servicios, como se afirma en el mencionado artículo, pero lo que me parece evidente es que como lectora y compradora normalmente me voy a inclinar por aquello que me permita leer más y gastar menos.

jueves, 19 de octubre de 2017

El cabo Holmes en Getafe Negro 2017

Como seguramente ya sabréis, en estos días se está celebrando el festival de novela policíaca Getafe Negro. Esta es la décima edición de una cita ya consolidada como referente en el género negro y que este año está contando con la presencia de más de un centenar de autores bien conocidos, como John Banville, Almudena Grandes, Eduardo Mendoza, Marta Sanz, Ian Manook, Víctor del Árbol, Carlos Zanón, Manuel Gutiérrez Aragón, Juan Madrid, Luca D’Andrea, Antonio Mercero, Enrique Urbizu, Bruno Arpaia, Julián Ibáñez… y Carlos Laredo.

Sí, el autor de la casa participará hoy 19 de octubre a las 20:00 en la mesa redonda “La Guardia Civil como personaje literario”, moderada por Lorenzo Silva, y donde naturalmente hará acto de presencia nuestro querido cabo Holmes.

En esta edición, el festival pone el foco en el continente europeo, su posible crisis actual y su futuro, siempre desde la perspectiva de la literatura de género negro, y permite a sus visitantes disfrutar de un buen número de charlas, mesas redondas, presentaciones y demás actividades. Y como novela negra y gastronomía están muy bien relacionadas, este año Getafe Negro también se degusta.

Si podéis acudir a la cita y encontraros en persona con Carlos y su cabo Holmes, nos encantará que nos lo contéis en los comentarios.

viernes, 6 de octubre de 2017

El libro electrónico pisa la moqueta del LIBER

Tengo que reconocer que en la edición de este año en el LIBER, que en el momento de redactar estas líneas vive su última jornada, (6 de octubre), se han propuesto seriamentes modernizarse, y han abierto sus puertas, permitiendo que ocupen espacios propios, al libro electrónico y a la autoedición.

No queda ahí la cosa, sino que tal y como podemos leer en prensa, en las mesas redondas se han tocado, o se están tocando, temas tan interesantes como Nuevas Tecnologías y el fomento de la lectura, Nuevos proyectos digitales para niños, o Videojuegos y literatura. Eso sí, me temo que no podemos seguir adelante con nuestras vidas si no hay también una mesa dedicada a Piratería y edición.

La presencia del libro electrónico en LIBER se concreta, lo explican muy bien en este artículo de Ritmo21, como os decía, en un espacio propio, que ha sido denominado Zona Digital, (lo criticaría, pero no se me ocurre un nombre mejor ahora mismo). Este espacio lo han compartido, y comparten aún durante el día de hoy, por un lado las empresas que dan servicio a las editoriales, como empresas de software de gestión de metadatos, o distribuidores, y por otro, empresas al servicio del usuario final, el lector, como servicios de streaming de audiolibros, tiendas de e-books o redes sociales para lectores. El espacio ha acogido también diversas charlas de temas relacionados con la venta de libros electrónicos.

Sé que hay gente que es muy escéptica a la hora de valorar este tipo de eventos. Por supuesto, hay vida al margen de ellos, pero es en estos foros donde se da la posibilidad del cierre de acuerdos importantes, porque siempre será mejor estar, que no estar.

Eso sí, algunos periodistas se empeñan en seguir resaltando las fricciones que ha causado la irrupción del libro digital, y ninguna de sus virtudes. Pero insisto, se ha pisado moqueta y eso es importante. Estar, donde hay que estar, con el resto de los libros.