jueves, 31 de enero de 2013

Sobre la creación literaria V: Sobre qué escribir

Hay escritores que escriben porque sienten la necesidad de profundizar sobre una temática determinada o contar una historia que les persigue hace tiempo. Algunos dicen que les ha llevado años formar una idea hasta ser capaces de llevarlas al papel y descubrir, luego, que era posible la identificación de un tema central.

Me ocurre que siento el impulso de escribir pero no siempre sé qué quiero decir ni si es que quiero decir algo. Me inclino por el placer de la construcción más que por el mensaje, que puede surgir o no a medida que voy escribiendo. No me obsesiona el mensaje. Y si me encontrara con alguien en la calle que me preguntara cómo encuentro el tema sobre el que quiero escribir, le diría que nunca sé bien siquiera qué quiero escribir hasta que estoy escribiendo; que creo sinceramente que, si una novela está bien escrita, el tema puede llegar a ser irrelevante y viceversa. Me gustaría, para cerrar, recomendar un libro que recorre ésta y otras preguntas sobre el proceso de la escritura literaria de la mano de varios autores de vasta experiencia. El título del mismo es Escritura Creativa, Cuaderno de Ideas, Ed. Fuentetaja.

Lo importante es intentar escribir de la mejor manera posible sobre un tema -en apariencia- mediocre, en lugar de pretender llamar la atención del lector escribiendo de manera mediocre sobre un tema importante.

Un saludo,
Maia L.B
http://maialoschblank.wordpress.com/

viernes, 25 de enero de 2013

A vueltas con la piratería, una vez más

Copy: Jonathan Auxier (thescop.com)
Mucho se está hablando en esta última semana sobre las cifras de la edición en 2012 en España publicadas por la Federación de Gremios de Editores, especialmente sobre las declaraciones de su secretario, Antonio María Ávila, acerca de las pérdidas millonarias del sector por culpa de lo que ellos llaman piratería (término que me parece poco apropiado).

Aviso desde ya que no voy a decir nada nuevo, se han escrito varios artículos y posts, algunos muy acertados aquí y aquí, sobre el tema. Pero sí que me gustaría compartir aquí mis reflexiones y dudas, desde la perspectiva de una pequeñísima editorial exclusivamente digital que, además, también ve sus libros en las webs de descarga gratuita.

Lo primero que me llama la atención son los cálculos “creativos” y cuidadosamente engordados sobre el importe de las pérdidas (como bien analiza Manuel Gil en su blog @ntinomias libro*). ¿A quién pretenden engañar? Y, sobre todo, ¿por qué? Pero lo que me ha enervado especialmente es uno de los titulares que han circulado al respecto: “La piratería hace casi inviable la edición en formato eBook”. ¿Seguro? Porque yo estoy convencida de que una buena parte de esas descargas ilegales corresponden a una demanda mal atendida. Si las conclusiones que se extraen van en dirección contraria (y si nos dedicamos a meter miedo a los editores) podemos estar fomentando precisamente lo que queremos combatir. A no ser, claro, que lo que se pretenda sea otra cosa.

* Corregido. Gracias a Jaume Balmes por avisar de mi error en el nombre de Manuel Gil, a quien había rebautizado como Miguel, y en el de su blog, y mil perdones a Manuel por la equivocación.

viernes, 18 de enero de 2013

La Costa de la Muerte y el cabo Holmes

Inicialmente podríamos decir que el protagonista indiscutible de un libro llamado El rompecabezas del cabo Holmes es, pues sí, el minucioso cabo de la Guardia Civil José Souto, apodado por sus compañeros Holmes.

Los que habéis leído el libro estaréis de acuerdo en que también adquiere gran importancia a lo largo del mismo, cierto detective guaperas, ricachón y descarado llamado Santos.

Amén de otros muchos personajes podríamos decir que hay un particpante silencioso a lo largo de toda la novela; silencioso hasta que se encrespa. Un personaje que es el único que conoce todos los detalles ocultos de esta novela policíaca desde sus primeras páginas. Hablo de la Costa de Muerte, (Costa da Morte), en cuyas playas, entre sus nada amistosos escollos, da comienzo esta historia, cuando aparece el cuerpo sin vida de una joven modelo.

P.D.: El mapa de localizaciones es obra del propio autor de la novela, Carlos Laredo. (Si pinchas en la imagen la verás más grande).

viernes, 11 de enero de 2013

Sobre la creación literaria IV: Por qué escribimos

Hace unos meses atrás subí a mi blog un artículo acerca de los diferentes motivos por los que algunos autores han elegido la escritura como oficio. La respuesta no es clara y está muy dividida. Yo misma me pregunto muchas veces por qué me someto a esta actividad, no siempre placentera, solitaria y dificultosa. La verdad es que no lo sé muy bien; sólo podría decir que cuando consigo armar un relato que considero respetable, mi felicidad se asemeja a una especie de sentimiento religioso.

En su obra El malestar en la cultura, Freud hace referencia a lo que él denomina el "sentimiento océanico", refiriéndose a un comentario que hizo Rolland sobre la experiencia religiosa, definiéndola como una comunión mística, una sensación de "pertenencia inmediata" con el mundo. Un poco así me siento cuando escribo, un tanto dicotómico pues para escribir uno debe alejarse del mundo, pero así es, y no me considero una persona religiosa en absoluto. Sin embargo, hasta el mismísimo Albert Einstein escribió a Max Born —físico alemán que recibiera el Premio Nobel en 1954 por sus investigaciones en el área de la física cuántica—, que "la más bella experiencia que podemos tener es la del misterio. Él es la emoción fundamental que se halla en el origen del verdadero arte y de la verdadera ciencia. Quien no sabe esto y ya no consigue sorprenderse, ya no sabe maravillarse, está prácticamente muerto y tiene los ojos vendados. Fue la experiencia del misterio mezclada con la del miedo que generó la religión. Saber de la existencia de algo en lo cual no podemos penetrar, percibir una razón más profunda y de más radiante belleza, ese saber y esa emoción, constituyen la verdadera religiosidad. En ese sentido, y sólo en él, soy un hombre profundamente religioso."

He pensado en esto muchas veces. Creo que cada quien busca su forma de ser-en-el-mundo según su experiencia personal, creencias y valores. Algunos lo harán a través de la ciencia, otros a través de la religión, el arte, las drogas, la política o el deporte. La búsqueda del éxtasis me resulta algo inherente al hombre, y la escritura resulta, para muchos de nosotros, la forma de experimentar este misterio: a través de la búsqueda de la palabra correcta, el diálogo exacto, la descripción precisa.

Esta necesidad de maravillarse, de ir más allá de la realidad concreta, de crear un mundo, se encuentra presente en varios autores de renombre. Cuando le preguntaron a Gore Vidal por qué escribía dijo que escribió Myra Breckinridge “porque no estaba ahí”. John Boyne dice que escribe “porque siempre quiero saber qué ocurrirá a continuación”. Mark Haddon respondió “una semana sin crear algún tipo de arte me resulta sumamente dolorosa”. Fernando Iwasaki afirma que escribe porque cree en la “austera inmortalidad de la palabra escrita y en las bibliotecas como paraísos laicos” (y agrega otras cosas hermosas que pueden ser leídas en el artículo completo). Andres Neuman escribe “porque me da miedo morirme sin escribir. Escribo porque quisiera ser quienes no seré, vivir lo que no vivo, recordar lo que no vi. Escribo porque, sin ficción, el tiempo nos oprime. Escribo porque la ficción multiplica la vida. Escribo porque las palabras fabrican tiempo…”. Nélida Piñón, por su parte, cree en la esperanza de que la narrativa “irradie los caprichos humanos, los intersticios del misterio, frecuente en los puntos cardinales de mi existencia...”. Álvaro Pombo considera que “escribir es… como el respirar del pranayama”. Y Soledad Puértolas asegura que cuando escribe está fuera de la realidad.

Claro que, de todas las respuestas, he elegido aquellas que mejor se adaptaban a mi teoría; que es lo que hace un buen investigador: manipula la información para llegar al resultado deseado.
Algunos autores señalaron motivos más "terrenales", como la incapacidad de hacer otra cosa, el deseo de libertad o el simple gusto por la escritura sin mayores pretensiones. Quizá estos últimos olvidaron lo duro que resulta para el aprendiz alcanzar una frase digna.

David Grossman ofreció en el año 2007 un discurso en el Congreso del Pen Club, Nueva York, en el que habló sobre su experiencia literaria y trajo a colación el cuento Una pequeña fábula, de Franz Kafka. En determinado momento del cuento la trampa encierra al ratón y el gato lo acecha por detrás. Entonces, desesperado, el ratón dice: “Ay… el mundo se hace más estrecho cada día”. Cuando escribimos, sostiene Grossman, el mundo no se cierra sobre nosotros. Concuerdo totalmente.

Fuentes: 
http://elpais.com/diario/2011/01/02/eps/1293953215_850215.html http://www.davidgrossman.es/criticas_eventos.php