Es una pregunta que me hago hace tiempo, y que nadie espere que de ahora una respuesta, porque en realidad lo único que puedo aportar al respecto es una reformulación de la pregunta, y la constatación de lo que para mí es una paradoja.
La reformulación es la siguiente: ¿por qué las grandes editoriales no apuestan por la IBD? Esto me permite hacer la pequeña trampa de responder la primera cuestión afirmando que la impresión bajo demanda no explota porque las grandes editoriales, y supongo que las medianas y la mayoría de las pequeñas, o prefieren seguir con los actuales modelos de distribución o, en otros casos, no tienen más remedio que hacerlo.
Los problemas del sistema actual de distribución del libro en papel están claros; principalmente se trata de un desfase entre lo que se imprime y lo que se vende. A esta brecha en España, según leíamos a finales del año pasado, se le puede asignar una cifra concreta: 70 millones de ejemplares que se quedan en el limbo, y eso que las tiradas son cada vez más cortas. El artículo que os vinculo tiene más datos, como por ejemplo que las pequeñas librerías devuelven más del 40% de los libros que piden a las editoriales. Me pregunto, desde el desconocimiento, si este modelo es sostenible,
Y me pregunto también, buscando una justificación, y si alguien tiene conocimientos me gustaría que dejara su aporte en los comentarios, si la calidad de impresión cuando se trabaja bajo demanda, o con tiradas muy pequeñas, sigue siendo a día de hoy muy inferior a la obtenida en el caso de una tirada grande. Y pregunto también, si los costes se sigue abaratando mucho con una tirada larga, aunque sea sin meter en la ecuación el tema de los invendidos. Como veis, preguntas, preguntas, y más preguntas.
La paradoja es que quienes están apostando fuerte por el libro impreso bajo demanda son los grandes despreciados por algunas voces que creen que la defensa del libro solo pasa por mantener todo como está, y por la preeminencia absoluta del papel. Esto hablando de las plataformas de autopublicación, por un lado, y de las editoriales digitales, por otro.
En nuestro caso, entendemos que, aún siendo digitales, algunos lectores quieren leer nuestros textos en papel, y la solución que hemos encontrado es el servicio de IBD que ofrece Amazon. Se intentó ofrecer el mismo servicio utilizando una empresa española, y esto es lo que pasó.
Otras editoriales buscan su propio camino. Por ejemplo, la editorial amiga 2709 books, exclusivamente digital de momento, tiene pensado usar la impresión bajo demanda para ofrecer libros en papel, tal y como cuenta aquí Marina, su editora. Precisamente también pensamos, como ella, que los libreros han de seguir siendo relevantes, jugando su papel de prescriptores. Puede que la IBD llegue a ser una buena solución para todos.
P.D.: Quizás algún día podamos ver en algunas librería españolas una máquina como la que ilustra el artículo, una Espresso Book Machine, capaz de imprimir un libro en seis minutos. ¿Imagináis las posibilidades?