jueves, 19 de enero de 2017

¿Por qué no está más extendida la Impresión Bajo Demanda?

Es una pregunta que me hago hace tiempo, y que nadie espere que de ahora una respuesta, porque en realidad lo único que puedo aportar al respecto es una reformulación de la pregunta, y la constatación de lo que para mí es una paradoja.

La reformulación es la siguiente: ¿por qué las grandes editoriales no apuestan por la IBD? Esto me permite hacer la pequeña trampa de responder la primera cuestión afirmando que la impresión bajo demanda no explota porque las grandes editoriales, y supongo que las medianas y la mayoría de las pequeñas, o prefieren seguir con los actuales modelos de distribución o, en otros casos, no tienen más remedio que hacerlo.

Los problemas del sistema actual de distribución del libro en papel están claros; principalmente se trata de un desfase entre lo que se imprime y lo que se vende. A esta brecha en España, según leíamos a finales del año pasado, se le puede asignar una cifra concreta: 70 millones de ejemplares que se quedan en el limbo, y eso que las tiradas son cada vez más cortas. El artículo que os vinculo tiene más datos, como por ejemplo que las pequeñas librerías devuelven más del 40% de los libros que piden a las editoriales. Me pregunto, desde el desconocimiento, si este modelo es sostenible,

Y me pregunto también, buscando una justificación, y si alguien tiene conocimientos me gustaría que dejara su aporte en los comentarios, si la calidad de impresión cuando se trabaja bajo demanda, o con tiradas muy pequeñas, sigue siendo a día de hoy muy inferior a la obtenida en el caso de una tirada grande. Y pregunto también, si los costes se sigue abaratando mucho con una tirada larga, aunque sea sin meter en la ecuación el tema de los invendidos. Como veis, preguntas, preguntas, y más preguntas.

La paradoja es que quienes están apostando fuerte por el libro impreso bajo demanda son los grandes despreciados por algunas voces que creen que la defensa del libro solo pasa por mantener todo como está, y por la preeminencia absoluta del papel. Esto hablando de las plataformas de autopublicación, por un lado, y de las editoriales digitales, por otro.

En nuestro caso, entendemos que, aún siendo digitales, algunos lectores quieren leer nuestros textos en papel, y la solución que hemos encontrado es el servicio de IBD que ofrece Amazon. Se intentó ofrecer el mismo servicio utilizando una empresa española, y esto es lo que pasó.

Otras editoriales buscan su propio camino. Por ejemplo, la editorial amiga 2709 books, exclusivamente digital de momento, tiene pensado usar la impresión bajo demanda para ofrecer libros en papel, tal y como cuenta aquí Marina, su editora. Precisamente también pensamos, como ella, que los libreros han de seguir siendo relevantes, jugando su papel de prescriptores. Puede que la IBD llegue a ser una buena solución para todos. 

P.D.: Quizás algún día podamos ver en algunas librería españolas una máquina como la que ilustra el artículo, una Espresso Book Machine, capaz de imprimir un libro en seis minutos. ¿Imagináis las posibilidades?

jueves, 12 de enero de 2017

Lo que aún se puede mejorar en los libros electrónicos

Si cuando digo que me he aficionado a las listas… En fin, esta entrada viene a cuento de un par de artículos que he leído en las últimas semanas. En uno de ellos [en inglés], el autor se define como lector digital decepcionado por una serie de malas prácticas en los libros electrónicos. En el otro, más reciente, se enumeran las desventajas de los ebooks, algo que, textualmente, “se abrió paso como una espléndida invención sin pensar en los riesgos que entraña”. Aunque hay varias cosas en las que no estoy de acuerdo, básicamente en el segundo artículo, sí que es cierto que no todo son ventajas en la lectura electrónica y que aún tenemos varios aspectos que mejorar. Sin olvidar que no se trata de conseguir la perfección —imposible, por otro lado— ni de superar al libro de papel —esto no es una competición—, sino de conseguir una experiencia de lectura, sea en el formato que sea, lo mejor posible.
  • Encontrabilidad. Ya había escrito sobre esto hace algún tiempo y creo que seguimos sin dar con una manera razonable de superar la sobreoferta, entre novedades editoriales, fondo que nunca se agota y autopublicados. Y no, no me valen los tan manidos algoritmos, que pueden saber mucho de tendencias, gustos masivos, etcétera, pero no de lo que me gusta específicamente a mí como lectora ni de cuán buenas son nuestras novelas a pesar de que seamos una microeditorial.
  • Precio. Me resulta inconcebible que aún haya editoriales que vendan las ediciones digitales a un precio mayor que las de bolsillo, o que un libro electrónico de ficción pura y dura cueste 15€ o más, pero ocurre, y con frecuencia
  • DRM, y todo lo que conlleva: limitación de dispositivos, limitación de la lectura, imposibilidad (o elevada dificultad) de préstamo, limitación en la propiedad del libro. Hemos hablado de esto aquí en numerosas ocasiones y, si sois habituales del blog o conocidos de la editorial, ya estaréis al tanto de nuestra opinión. Nosotros, como cada vez más editoriales, publicamos sin ningún tipo de DRM.
  • Extra: Privacidad. Esta es, en mi opinión, una práctica que cada día estará más presente en nuestra vida como consumidores, promovida por las grandes plataformas y más allá del ámbito digital. En la librería de la esquina también saben qué libros compramos, nuestros géneros favoritos y nuestros hábitos de compra, y no por eso nos hemos quejado nunca. El truco, creo, es poder elegir qué información queremos compartir y cuál no.
Lo mejor de esta lista es que estos problemas ya se han solucionado y se evitan en ciertas editoriales/librerías/plataformas, luego no es imposible eliminarlos. Pero mientras no lo hagamos todos los que nos dedicamos a esto, el libro digital seguirá llevando la etiqueta de “malo”, aunque algunos seamos “buenos”.

jueves, 5 de enero de 2017

Nuestra carta a los Reyes Magos

Como los malos estudiantes, a última hora, pero espero que llegue a tiempo, me animo a escribir esta carta a los Reyes Magos para expresar una pequeña serie de deseos que estoy seguro que la editora de esta casa va a compartir.

A ver si hay suerte. Hemos sido buenos, eso seguro. Sabemos que corren malos tiempos para todos en general y para la cultura en particular. Que es tiempo más de smartphones y de videoconsolas que de libros, pero nosotros seguimos en la brecha.
  • La primera que cosa que espero, que esperamos, es que este sea el año en el que definitivamente se equiparen los impuestos indirectos de las publicaciones impresas y de las digitales, es decir, que el IVA de un libro digital sea el mismo que el de la misma obra en papel, porque como he dicho alguna vez "Un libro electrónico es un libro, estúpido".
  • Los que nos seguís la pista lo sabréis que tenemos abierta la recepción de manuscritos de género negro. Es decir, nos encantaría publicar a algún nuevo autor de novela negra. Todas las obras son bienvenidas, pero nuestro catálogo está pidiendo a gritos una buena escritora de género negro.
  • Sería deseable también que las editoriales digitales, como sinerrata, pudieran estar en pie de igualdad con el resto en cualquier Feria del Libro, ya que, de nuevo, un libro electrónico es un libro,... Sí, también en cierta feria muy importante.
  • Puestos a pedir, no estaría de más que alguno de nuestros escritores fuera invitado a alguna de las múltiples "citas negras" que existen
Pediría más cosas, pero ya se sabe que si te pasas luego no te traen nada. Así que milagros como que todo el mundo del libro pelee por la literatura, y deje de ver el libro electrónico como un problema, cuando solo es un formato más para ofrecer a los lectores, lo dejo para el año que viene.