viernes, 12 de abril de 2013

Libros de cabecera


Está semana comenzó con la triste noticia de la muerte de uno de mis autores favoritos, José Luís Sampedro, al que admiro mucho no solo como escritor sino también como persona.

Uno de los primeros libros “adultos” que pasaron por mis manos fue La sonrisa etrusca, que no no he vuelto a leer desde entonces pero que aún me conmueve con los recuerdos de esa especial relación entre nieto, recién llegado a la vida, y abuelo, ya despidiéndose de ella. Pero fue otra de sus obras, La vieja sirena, la que se instaló en mi mesilla de noche durante años y sufrió relecturas reiteradas durante un periodo de mi vida. En alguno de los traslados debió viajar de allí a una caja y de la caja a la estantería, y otros libros fueron ocupando su lugar al lado de la cama en momentos en que estos tenían un especial sentido para mí.

A raíz de una entrada de Maia L. Blank (futura autora de la casa) en su estupendo blog, volví a recordar los tiempos en que La vieja sirena era una presencia constante en mi cabecera y sentí un impulso irrefrenable de volver a colocarlo allí. El viejo ejemplar de papel amarillento y lomo forzado por haber pasado tantas veces las páginas hizo ayer el viaje de regreso desde la estantería a la mesilla de noche, al mismo tiempo que una recién adquirida copia en formato electrónico pasaba a ser parte de mi biblioteca digital y título permanente en mi lector, que también tiene su sitio en mi cabecera.

Decía Maia en uno de los comentarios de su entrada que ella mantiene los libros en la mesilla de noche (o mesita de luz, como la llama ella gracias a la inmensa riqueza de esta lengua que compartimos) como un recordatorio de la persona que fue y que quiere seguir siendo. Los libros de cabecera, esos que te han marcado de determinada manera y necesitas tener cerca, te permiten volver a un momento de tu vida, cuando los leíste por primera o cuarta vez, y lo que entonces te transmitieron, y a la vez son la llave para conocer cuánto de ti ha cambiado en este tiempo y cuánto sigue vibrando de la misma forma.

2 comentarios:

  1. Sin duda un referente que no pasará al olvido. La vieja sirena es un libro de esos que se necesitan releer dos por tres. El blog de Maia es un sitio especial.Un beso

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  2. ¡Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar, Fiorella! Saludos.

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