jueves, 27 de agosto de 2015

Lecturas (pendientes) de verano


Como ya os contaba en una entrada anterior, para mí el verano está directamente relacionado con la lectura, no solo por ser un periodo de vacaciones y, consecuentemente, con más tiempo que dedicar a esta actividad, sino también porque los días más largos y calurosos invitan a encontrar otros y muy placenteros lugares de lectura, como la playa, la piscina, o un simple pinar.

En esa misma entrada a la que hacía referencia, compartíamos con vosotros la lista de títulos que colaboradores y autores de la editorial recomendábamos o pretendíamos (en mi caso) leer durante esta temporada estival, y yo misma ya aventuraba que muy posiblemente fueran más de los que finalmente pudiera disfrutar.

Acabadas las vacaciones, puedo confirmar mi predicción de entonces: regreso con varios libros sin leer aunque también es cierto que otros que no estaban se colaron improvisadamente en la lista. Como seguramente también os pase a muchos de vosotros, las librerías desconocidas (o no) en el lugar de veraneo ejercen una especial atracción en mí y a la vez me proveen de material local o simplemente imprevisto. Pero aún queda verano por delante y pretendo aprovechar cada segundo restante para mantener ese espíritu vacacional y seguir avanzando en mis pendientes página a página. 

¿Y vosotros? ¿Habéis cumplido vuestros propósitos lectores? ¿Habéis descubierto alguna joya inesperada?

martes, 21 de julio de 2015

Nos vamos de vacaciones


Con este calor no hay quien se concentre en la oficina así que, aunque seguiremos activos en las redes y continuaremos trabajando en las novedades de otoño, ponemos el cartel de “cerrado por vacaciones” en el blog hasta finales de agosto. Además, aprovecharemos estos días de ritmo pausado y más tiempo de ocio para dar buena cuenta de la lista de lecturas de la que os hablábamos en la entrada anterior, claro.

De parte de todo el equipo de sinerrata, os deseamos unas muy felices vacaciones y muchas, variadas y entretenidas lecturas, y os esperamos a la vuelta con más novela negra en español y el reecuentro con nuestros (y, esperamos, también vuestros) personajes favoritos.

miércoles, 8 de julio de 2015

Lecturas de verano

A estas alturas del año, muchos de vosotros (o eso esperamos) estáis ya de vacaciones o soñando hasta despiertos con ellas. Os podemos asegurar que en nuestro caso es lo segundo, mientras vamos preparando la lista de lecturas para estos días de asueto y de, ¡por fin!, unas cuantas horas libres que dedicar a leer perezosamente... Lo que os decía, soñando hasta despiertos.

No sé si también os pasa, pero una de las partes que más me gusta de las vacaciones, o de un viaje, es el mero hecho de prepararlas. Mientras pienso en dónde voy a ir o lo que voy a hacer o simplemente en qué voy a emplear ese tiempo libre, ya empiezo a disfrutarlo. Y lo mismo me ocurre con la lista de lecturas; me resulta de lo más placentero ir revisando y recopilando los libros que no he podido leer durante el año por falta de tiempo, esos que me he ido apuntando para precisamente este momento y también los que me han saltado desde otras listas que en estas fechas encontramos en medios y blogs o que nos proporcionan amigos y colegas. Llegados a este punto, creo que os podéis imaginar que me resulta imposible leer ni la mitad de lo que me propongo, pero eso es también parte de la diversión.

Hemos preguntado a los autores y colaboradores de sinerrata por sus recomendaciones o propósitos de lectura de verano, esperando que os puedan servir de inspiración o incluso daros una o varias ideas.

Maia Losch, la autora de Allí donde el viento espera, nos recomienda a Patrick Modiano, a quien ha conocido recientemente, dice, gracias al premio Nobel de Literatura que recibió el año pasado. Maia está leyendo ahora mismo, y disfrutando, Expiación, de Ian McEwan, y, aunque confiesa que sus lecturas son más de invierno que de verano, pone en su lista a Amos Oz y El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez.

Carlos Laredo, el escritor detrás de la serie del cabo Holmes, nos cuenta que él cada verano relee a Proust, particularmente El mundo de Guermantes (la tercera parte de En busca del tiempo perdido). Este verano piensa leer también Hombres buenos de Arturo Pérez Reverte y recomienda Enterrado en vida, de Arnold Bennet, El marciano, de Andy Weir, La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker, y cualquier título del divertido P.G Wodehouse, como Omnibus Jeeves. Otra vuelta de tuerca.

En la lista de lecturas de verano de Fernando Roye, el autor de El caso de la mano perdida, están: El tango de la vieja guardia, de Arturo Pérez Reverte, para hacer un viaje en el pasado y visitar Argentina, la Riviera francesa y Sorrento; Carreteras secundarias, de Ignacio Martínez Pisón, para recuperar las playas de invierno; El señor Malaussène, de Daniel Pennac, para vivir e integrarse en el barrio de Belleville de París; La interpretación del asesinato, de Jed Rubenfeld, para conocer a Sigmund Freud y las calles de Nueva York en 1909; y, por último, cualquier álbum de Tintín, de Hergé, para volver a la infancia.

José Morand, el autor de Devuélveme mi noche rota, nos recomienda para este verano: 
Dogma, de Lars Iyer. Es la segunda parte de una trilogía iniciada con Magma. En ella se narran las chanzas, los absurdos dictámenes, los desvergonzados discernimientos de un par de colegas escritores y filósofos, uno ligeramente más exitoso que el otro; pero, ambos, igualmente aficionados a la bebida. Se trata de un par de inútiles; auténticos damnificados de la ineficacia de su propio esnobismo. En esta segunda parte, viajan al Sur. La novela reproduce situaciones hilarantes derivadas de poner a este par de sofisticadísimos esnobs en el contexto rudo y ceñudo del Sur de los Estados Unidos.
Los Living, de Martín Caparrós. Esta novela fue Premio Herralde en 2011. A mi modo de ver, siempre vale la pena leer a Caparrós. Tanto si el libro es de ficción como si no lo es. (Este año ha editado un libro de no-ficción igualmente recomendable, titulado El hambre). La novela que le dio el Premio Herralde está provista de un humor negro absolutamente imbatible. Trata de un proyecto artístico completamente disparatado. En el que las obras de arte son cadáveres embalsamados expuestos en lugares públicos. Aparte del tema artístico (el arte como cosa inerte, sin vida), la novela trata de contextualizar la compleja situación política de Argentina, con el fallecimiento de Perón como punto de partida. Sin embargo, lo que más merece la pena es el curiosísimo estilo de Martín Caparrós, y su uso de los signos ortográficos un poco a la manera de Sterne.
Ni puedo ni quiero, de Lydia Davis. Lydia Davis escribe cuentos sobre casi cualquier cosa. Es más, hace que casi cualquier cosa se convierta en una pequeña pieza narrativa. Reflexiones aparentemente banales. Anécdotas. Reinterpretaciones de lecturas ajenas. Cartas nunca enviadas a personajes imaginarios. Como Borges, en el caso de que Borges no estuviese permanentemente instalado en lo exquisito. Davis a veces es ingenua. Otras veces resulta incisiva. A mi modo de ver, una lectura fresca, en el buen sentido. Además, estuvo casada con Paul Auster y ha escrito una excelente novela (El final de la historia) como desquite de su relación fallida.
Sin embargo, nos dice también, lo que lo que se ha propuesto realmente para este verano es leerse de cabo a rabo Anna Karenina.

Lucía Solaz, la autora de Manuscrito en el tiempo, El retorno de los bardos, y Entre sombras, se plantea este verano “atacar” unos cuantos de los libros que tiene pendientes. Algunos, como Rayuela, de Julio Cortázar, llevan años en espera y de estos meses de estío no pasa, nos dice. Entre el resto se encuentran: Creative Schools, el último ensayo del magnífico Ken Robinson, Feeding your demons, de Tsultrim Allione, Crematorio, de Rafael Chirbes, Natural grace, de Rupert Sheldrake y Matthew Fox y El mago, de John Fowles. Y, desde luego, añade, como buena lectora está abierta a cualquier sorpresa literaria que la vida ponga en su camino.

Javi de Ríos, colaborador de la casa en materia de prensa, medios y blogs, nos ha enviado sus propuestas de lecturas para sus vacaciones:
Una cosa pendiente: Cristina, de Abrir un Libro, habla en redes sociales de un escritor de CF al que nunca he leído: Robert Heinlein; voy a intentar buscar algo de este autor.
Una relectura en papel: Por tercera vez voy a releer los microrrelatos de Manu Espada en Personajes secundarios.
Lecturas en digital: De pequeñas editoriales, independientes como sinerrata, y digitales, voy a leer Homo homini lupus, de Robert Shearman, publicado por Fata Libelli, y El todopoderoso Shikaku, de Naoko Tanigawa, publicado por Chidori Books.
Lecturas en papel: Son dos libros que nos han ido regalando en casa, bastante conocidos, que quiero, al menos catar, y casi seguro leer: Cabaret Biarritz, de José C. Vales, y Charlotte, de David Foenkinos.

Otra de las fantásticas colaboradoras de la editorial, Judit Rodríguez Carmona, nos recomienda un título y nos deja otro todavía pendiente:
Ya leído: Incendios, de Wajdi Mouawad (KRK a Escena). Breve y maravillosa obra de teatro, un género que siempre me ha gustado porque me permite, mejor que muchas novelas, aproximarme al máximo al escenario de la narración, traspasando las palabras; y sobre todo porque da al lector solo lo justo para pensar e interpretar la obra. Esta, Incendios, va si cabe un paso más allá. Ya no es solo el género y el mensaje, es también la forma de transmitirlo, el juego de voces y flashbacks que Mouawad hace para contar algo que, irónicamente, nos deja helados. Recomendada no, recomendadísima lectura para una de estas tórridas tardes de verano.
No leído. Stoner, de John Williams (Baile del Sol). Yo, como casi todos, me dejo guiar muchas veces por las sugerencias de mis amigos (y no tan amigos) lectores. Apenas he leído comentarios ni reseñas, y poco sé de su argumento más allá de lo que pone en su contra cubierta, pero no puedo pasar por alto un libro que me han recomendado tantas veces, así que Stoner será una de mis próximas lecturas. La verdad es que promete...

Y, ya para terminar esta entrada cargada de literatura y horas de agradable lectura veraniega, os contaré que en mi lista de vacaciones, entre otros muchos títulos, están los tres últimos casos del inspector Montalbano, creado por el inimitable Andrea Camilleri, El marciano, de Andy Weir (y no solo porque sea una recomendación de Carlos Laredo), La casa de las miniaturas, de Jessie Burton, algún libro de la serie de Harry Hole, de Jo Nesbø, y la relectura anual de Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell, que nunca falla en hacerme reír y en trasladarme a esos maravillosos y largos veranos de la infancia.

En cuanto a recomendaciones, dejadme que me despida diciendoos que cualquiera de nuestros libros será una excelente compañía para unos días de caluroso descanso.

viernes, 3 de julio de 2015

El discreto encanto de Sherlock Holmes

Y pido perdón por prácticamente robarle el título de una película al maestro Buñuel, pero es por una buena causa: dedicarle unas líneas al personaje creado por otro maestro.

Si bien sinerrata es una editorial que no se cierra en banda a ningún género, a estas alturas ha quedado claro que nuestra colección dedicada a la novela negra, sinrastro, es una marca de identidad de esta casa. Ya son dos las sagas que forman parte de esta colección; una ya con tres títulos publicados, claramente asentada, y otra con un título que ha arrancado con fuerza y excelentes críticas. 

Si hay un nombre propio al que inevitablemente se ven asociado nuestros títulos ese es el del inmortal detective creado por la pluma de sir Arthur Conan Doyle. Con permiso de los hijos de Agatha Christie, quien habla de Holmes, de Sherlock Holmes, está citando al detective más famoso de la historia. Célebre sobre todos por sus certeros métodos deductivos, que le hicieron triunfar sobre todo tipo de malhechores en los casos planteados a lo largo de 54 relatos y 4 novelas (wikipedia dixit).

Sherlock Holmes era, y es, un personaje, permitidme la expresión, muy potente, con una adicción muy fuerte, con su interesante relación con la música y, hablando de relaciones, con un único amigo y confidente conocido. A lo largo de los años muchos personajes literarios y cinematográficos se han inspirado en Holmes; un caso que no todo el mundo conoce, pero que es francamente curioso, es el del doctor House.

En cuanto a nuestros detectives de cabecera, uno de ellos, el cabo Souto, el personaje creado por Carlos Laredo, como bien se puede ver en el título de sus libros, lleva la relación con Holmes de serie, ya que sus propios compañeros, e incluso sus jefes, lo apodan así, debido a su forma de trabajar minuciosa y extremadamente ordenada.

Souto es también un gran lector de novela negra. Curiosamente, si saltamos a la obra de Fernando Roye, nos encontraremos que en este caso, el personaje que lee con fruición cuanta novela policíaca cae en sus manos, no es el protagonista principal, el sargento Carmelo Domínguez, sino uno de sus ayudantes, Benito Viedma, quien además de leer cuanto llega a sus manos ejerce como el particular doctor Wattson de nuestro sargento de los ojos de diferente color.

jueves, 25 de junio de 2015

El pago por página de Amazon

Una de las noticias bomba de la semana en el vecindario de la edición es la decisión de Amazon de empezar a pagar a los autores por páginas leídas en lugar de por descarga. El titular es ciertamente impactante, y he podido leer artículos y comentarios que directamente ponen el grito en el cielo en nombre de los autores y del efecto que tamaña decisión tendrá en la Literatura, así con mayúsculas. Que si los pobres no van a ver ni un duro por lo que escriben, que si a partir de ahora solo vamos a poder leer obras larguísimas plagadas cliffhangers, para que nos hagan seguir leyendo sí o sí. Reconozco que mi mente de editora ingenua se lleva las (imaginarias) manos a la cabeza cuando piensa en autores o editores escribiendo o publicando con la vista puesta en cómo van a ser remunerados, pero esa es otra discusión para otro momento.

Es importante puntualizar que esta nueva forma de remuneración afecta a los libros que se lean en el sistema de suscripción de Amazon, Kindle Unlimited, y esto, en mi opinión no es una distinción banal. Aunque obviamente a estas alturas aún no sabemos si Amazon querrá extender este nuevo tipo de pago a todos los libros vendidos/prestados/leídos a través de su plataforma (lo que, en principio, dudo), en mi opinión tiene sentido que no se pague igual por un libro que simplemente se ha ojeado (u hojeado) que por el que se ha leído de cabo a rabo, dentro de un modelo de negocio de suscripción. Entiendo que alguien que paga una cuota fija mensual por leer tanto como quiera, y con un tiempo limitado para dedicarle a la lectura, es probable que no persevere si empieza un libro y en seguida se da cuenta de que no le gusta (aunque, por supuesto, esto es una generalización, hábitos lectores hay tantos como los mismos lectores). De hecho, Amazon ni siquiera es el primero en aplicar un sistema de retribución semejante, 24symbols empezó su andadura pagando a los editores así y pasando luego a un modelo club, es decir, como una descarga completa cada vez que un lector (suscriptor) pasa del 10% del libro, como bien explica Bernat Ruiz en su serie sobre la empresa española de lectura por suscripción.

No quiero entrar en el debate de cuál de los dos modelos favorece más al autor o a las editoriales, creo que es demasiado complejo y con un buen número de factores a tener en cuenta que pueden desviar la balanza hacia uno u otro lado en cada caso particular, y me niego a valorarlo en función del número de páginas o el género de los libros. En cualquier caso, tengo claro que la introducción de nuevas formas de lectura conlleva una revisión de las formas de pago, de los lectores a las librerías o plataformas, y de estas a las editoriales y autores, y este de Amazon no es más, en mi opinión, que un paso más para ir ajustándose a los nuevos modelos.

Al igual que la edición digital significó un aumento en el porcentaje de las regalías de los autores, los modelos de suscripción requieren de su particular sistema de pagos, que aún tendrá que ajustarse y evolucionar.

viernes, 19 de junio de 2015

¡Hostia, un libro electrónico!

Pido perdón, en primer lugar, a los creadores del evento ¡Hostia un libro! que va a tener lugar mañana en Madrid, por haber manipulado ligeramente su nombre, pero bueno, lo hago para agradecerles algo, así que no creo que se molesten.

Pero vayamos por partes, ¿qué es esto? Pues como ellos mismos indican en su web:
‘El increíble HUL’ es un festival al aire libre, dedicado a la microedición y edición independiente combinado con una exhibición de roller derby.
Y se va a celebrar mañana día 20 en el Campo de La Cebada, ( La Latina), en Madrid. Aclarar que el año pasado la exhibición fue de lucha libre, con lo que el nombre del evento era aún más definitorio de lo que alli se podían encontrar los visitantes. Y quería darles las gracias por, en primer lugar, organizar un evento tan original, aunque a mí me pille tan lejos. 

Y en segundo lugar porque no ponen, a diferencia de algunos eventos mucho más importantes, puertas al campo, y en su listado de participantes, entre las editoriales (y fanzines, también son microedición), me encuentro a gente conocida, como por ejemplo, Editorial Fantasía, la pequeña editorial que ha puesto en marcha la gente de la Escuela de Fantasía, o Fata Libelli, otra pequeña editorial centrada en la fantasía y la ciencia-ficción.

Conozco a los responsables de ambas, y he de decir que mientras en Editorial Fantasía han apostado por el papel, en Fata Libelli lo han hecho por ser digitales, como sinerrata, y me alegra ver que ambas tienen cabida, junto a muchísima más gente en un mismo evento.

Y con esto espero que quede explicado el titular. No faltéis, a ver si otro año podemos estar también nosotros.

jueves, 11 de junio de 2015

Librerías, lectores digitales y puntos en común


Esta semana he tenido la suerte de poder leer un par de estudios sobre los hábitos de los lectores: la encuesta a los usuarios de las librerías, realizada por el Laboratorio de ideas sobre el libro, y la radiografía del lector digital publicada por la plataforma de lectura en la nube Nubico. Digo suerte porque, tal como enfatiza Arantxa Mellado en este artículo en Actualidad Editorial, con el que coincido, en nuestro país estamos muy escasos de este tipo de estadísticas e informes.

En el primero, sobre los usuarios de las librerías, me llama la atención que lo que más valoran los encuestados sobre sus visitas a las librerías es la posibilidad de ver y tocar los libros. No quiero decir que me sorprenda, ni mucho menos, sino que me ha parecido relevante que sea necesario resaltar esa característica en una realidad en la que muchos libros, sean impresos o digitales, ya se compran en librerías online. También me ha parecido interesante que los usuarios de librerías pongan en último lugar en este apartado las actividades complementarias que se puedan desarrollar en estos establecimientos, dando todo el protagonismo a los libros, aunque creo que este aspecto no es del todo extrapolable porque la encuesta se ha realizado entre lo que parece son clientes habituales de las librerías y quizá sean los visitantes menos asiduos los que puedan estar más interesados en otro tipo de actividades secundarias. Que, en mi opinión, pueden servir también para atraer precisamente a esos clientes a las librerías.

Pero lo que realmente me ha sorprendido positivamente es que uno de cada cuatro clientes, presuntamente habituales, pide libros electrónicos a su librero. Y aquí voy a hacer una interpretación muy libre de los datos: creo que los lectores intensivos, esos que van frecuentemente a las librerías y confían en su librero de cabecera, leen en papel y en digital y quieren encontrar ambos formatos en su centro de referencia.

En cuanto al segundo, sobre los hábitos lectores de los suscriptores de Nubico, me ha encantado comprobar que, como ya habían adelantado algunos estudios anglosajones, los lectores digitales leen de forma habitual. Una hora diaria, según sus datos, más incluso durante el fin de semana.

Como lectora digital y visitante asidua de las librerías, aspiro a leer tanto como pueda, en el formato que mejor me convenga en cada momento, y poder comprar, también en el formato que sea, en mi librería preferida. Me gustaría que, en lugar de ese discurso de confrontación con el que ya sabéis no estoy en absoluto de acuerdo, nos esforzáramos por encontrar puntos en común: los libros y la lectura.