Uno de los blogs sobre edición que sigo, y que os recomiendo vivamente si os interesa el tema (imagino que sí, ya que estáis leyendo esto), es el que escribe Txetxu Barandiarán, Cambiando de tercio. Los textos que allí encuentro me han enseñado bastantes cosas pero, sobre todo, me han hecho reflexionar a menudo sobre este medio, a veces incluso durante bastante tiempo.
Es el caso de una entrada del mes pasado, ¿Más autores que lectores?, en el que Barandiarán hace una estupenda síntesis del auge de la autopublicación, en gran parte gracias a la edición digital y de los mediadores nuevos y antiguos que sacan provecho de esta, y se pregunta si este boom en la creación de contenidos (no solo en forma de libros) no estará superando la demanda por parte de los lectores.
Es una pregunta que yo misma me he hecho numerosas veces, particularmente cuando hago recuento de los manuscritos espontáneos que llegan al buzón de la editorial. Siempre he pensado que la función del editor era precisamente ser un mediador entre autor y lector, pero cada vez estoy más convencida de que la definición correcta de esta función es ser un buscador de lectores.
Muy, muy interesante. En cierto modo siempre ha habido mucha más oferta que demanda, ahora simplemente el tema se ha agudizado, ya que no necesitas, (obligatoriamente), que palmar pasta. Hubo un primer boom con la impresión bajo demanda, y un segundo y definitivo con el e-book. El papel del editor: me parece interesante el de buscador de lectores, sí, pero como también busca escritores para su comunidad de lectores afines, vuelvo al término de mediador que me gusta más. A mí me pasa con Herralde, por ejemplo, es un señor con el que no estoy de acuerdo en casi nada de lo que dice, pero si entreo en una librería automáticamente voy al expositor giratorio de los Compactos Anagrana. Siempre pico algo: Tabucchi, Auster, Bernhard Schlink...
ResponderEliminarJavi, me parece fantástica esa definición de doble sentido: buscar lectores para los libros (y autores) y buscar libros (y autores) para tu comunidad de lectores. No podría estar más de acuerdo. Y ¡gracias por pasarte por el blog e iniciar el debate!
EliminarAmbas cosas. Y más. Gracias a internet esa mediación que dices entre el editor y el lector se ha estrechado de una manera tremenda, ya que se pueden evitar intermediarios que, en demasiadas ocasiones, no están por la labor de buscar lectores. Esto es algo que los pequeños editores independientes han entendido perfectamente. A los veteranos les cuesta más, están "porque hay que estar".
ResponderEliminarSin un editor no hay filtraje posible. Ni en cuanto al interés de la obra ni en cuanto a su calidad, Por no hablar del trabajo "de mesa". Y en eso se basa su sello particular, aquello por lo que es reconocible. Javi cita a Herralde, con el que se puede estar de acuerdo o no, pero eso no quita que Anagrama sea un sello identificable en cuanto entras a una librería, no sólo por el diseño de sus cubiertas, también por el tipo de literatura que publica (aunque en los últimos tiempos haya perdido algo de marca).
Por supuesto, Jam, ese papel de filtro del editor, ese supuesto sello de garantía (digo supuesto porque es lo que buscamos todos pero no todos lo conseguimos) es inherente al oficio. Pero, como tú también dices, creo es fundamental darnos cuenta de que por muy bueno que sea lo que y a los que editamos, si no conseguimos encontrar a los lectores que lo disfruten habremos fracasado. Y la búsqueda significa muchas cosas: una buena portada que muestre el potencial del contenido, buenos metadatos que faciliten que el libro se encuentre, puntos de venta adecuados, campaña de marketing y promoción correctamente orientada, conversación abierta con lectores...
Eliminar¡Gracias por pasarte por el blog y comentar!
Me ha llamado la atención este escueto artículo, pues hace unos días recibía precisamente la respuesta de Sinerrata a la mera propuesta editorial de una novela mía, indicándome que (por desbordamiento logístico, más o menos) no podían recibir mi manuscrito. Despecho aparte (¡!), me gustaría puntualizar un par de cosas como mera aportación: quizás la labor del editor (vs. publisher) sea precisamente la de filtrar (por el criterio que avala su línea de publicaciones) qué tipo de autores / obras son propicios para su target de lectores o supuestos lectores que "ha de buscar". En este sentido, la autopublicación significaría una saturación de estímulos indiscriminados hacia el lector objetivo. Por otro lado, creo, no obstante, que también es responsabilidad del editor (y también del autor) no sólo buscar lectores sino "crearlos" y "afianzarlos", echando mano de toda la capacidad de "seducción lectora" posible. Haría falta también un subrayado sobre la diferencia entre "lector" y "consumidor" que afecta muchas veces al criterio (a veces un poco raro) del editor. Finalmente, plasmar aquí una reflexión: los editores viven de la literatura; los autores, no obstante, rara vez (aunque se les publique) tienen esa oportunidad. Así pues, no creo que la responsabilidad del editor sea nada inocente (ni fácil) a la hora de mediar entre el lector (cliente) y el escritor (proveedor): le compete idear estrategias y fomentar la creación y difundir su consumo.
ResponderEliminarJavier, en primer lugar, muchas gracias por pasarte por el blog y participar en esta conversación, como autor aportas un punto de vista importantísimo. Me parece muy apropiada esa expresión que usas, seducir al lector, y yo lo veo también así, tenemos que convencerlo que aquello que le ofrecemos merece ser leído. Coincido también en que la resposabilidad del editor no es pequeña, tiene una serie de obligaciones para con el autor (vender su libro) y también con el lector (no defraudarlo).
EliminarGracias a tí por EDITAR !! Al hilo de otro post en otro blog que avisaba de como la Red (Amazon, etc...) van a poder en muy breve sustituir e implantar el criterio (mediante un algoritmo capaz de proponer libros a suspuestos lectores), sumado a la autoedición telemática, el papel del editor (como filtro e industria) puede quedar no menos que en liza. Hablo reconociblemente como autor con las previsibles dificultades de que se me publique y difunda, pero me da por pensar que la labor de las editoriales es a veces peregrina y que una amenaza cabal se cierne sobre el lector: cuando los escritores nos demos cuenta de que no queremos ganar dinero con lo que escribimos podremos llegar a los lectores por nuestros propios medios, ¿qué es un editor, entonces? No parece sino alguien que mercantiliza la creación a expensas de un autor que malentiende que necesita ganar dinero con lo que hace. ¿Qué pasara cuando el autor tire la toalla?
Eliminardónde digo "una amenaza cabal se cierne sobre el lector" (tachán, tachán) quiero decir "sobre el editor".
EliminarEse es un debate no menos interesante, Javier, el de la necesidad de la figura del editor, que ya hace tiempo que se discute. El hecho es que ya hay muchos autores que han decido prescindir de él y muchas voces que anuncian su extinción, aunque aún no haya sentencia unánime (http://www.digitalbookworld.com/2014/authors-not-satisfied-with-publishers-or-self-publishing/).
EliminarEs posible que no sea objetiva, pero esa idea del editor como alguien que se hace rico a costa de los autores no se ajusta para nada a la realidad, al menos no a la mía o la de muchos de mis colegas. Mi forma de enfocar esta profesión es bien distinta y a lo que aspiro es a ser ese mediador del hemos estado hablando entre los autores y los lectores, trabajando siempre en equipo con los primeros.
Buen tema de reflexión. En mi opinión, los lectores siempre están ahí y son (deberían serlo) muchos más que escritores. Lo que pasa es que cuando pensamos en lectores muchas veces lo hacemos en términos reales, o dicho de otra manera, en ejemplares vendidos. Y con libros físicos aún podríamos entrar a estudiar hasta qué punto es así; pero ya sabemos que con los ebooks, sobre todo en España, no tiene nada que ver: se leen muchos, muchísimos más ebooks de los que se venden.
ResponderEliminarPero pienso que deberíamos ir un poco más allá: lectores somos todos, y entre esos "todos" una buena porción son "sólo" lectores potenciales que, para más inri, las más de las veces no saben (sabemos) lo que quieren. Eso sí, todos tenemos claro que queremos algo "bueno". Y ahí es, al menos desde mi punto de vista, donde entra el papel del editor.
Más que buscar lectores, porque ya digo que los lectores están ahí, creo que el editor lo que debe hacer es darles lo que quieren, lo que necesitan, aunque ni ellos mismos sepan qué es. Por eso el editor es tan importante: interpreta la sociedad y/o sus diferentes nichos y busca, entre el aluvión de manuscritos, lo que cree que les interesará.
Y luego, claro, para que el hallazgo de sus frutos, el editor debe comunicarlo a sus lectores potenciales (o cosumidores, como deja caer Javier Ramos). Debe encontrar la mejor manera de decirles que ha editado, con todo lo que eso implica, un libro que les gustará.
Ahí radica la diferencia entre autoeditarse y dejarse editar: la autopublicación está muy bien, pero tiene la pega de que quién lo hace lo hace pensando en sí mismo y no en lo que necesita el mercado.
Judit, muy interesante tu reflexión: el que autopublica lo hace pensando en sí mismo frente al editor que lo hace para un mercado. No estoy del todo segura de si esto es verdaderamente así, o incluso si es bueno que lo sea; me viene a la cabeza la avalancha de novelas eróticas que sacaron todas las editoriales a raíz del éxito de la famosa trilogía, porque "lo pedía" el mercado. Pero sí que creo, como tú, que el editor a la hora de publicar debe tener bien claro si habrá un público, ni que sea potencial, para ese libro, mientras que el autor que autopublica no necesariamente se hace ese planteamiento.
EliminarGracias por la referencia al blog que espero os siga pareciendo de interés ;-)
ResponderEliminarGracias a ti por publicar contenido tan interesante y estimulante. Ya ves que genera debate también en otros foros. Y gracias por pasarte por aquí.
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