Hay una forma de salir en prensa, seguro, pero seguro, que yo coloquialmente la llamaría "a ver quién la dice más gorda". También es cierto que puedes estar hablando cuatro horas, pero con que deslices alguna frase un poco más gruesa que el resto, tienes ya el titular garantizado.
Hace un par de semanas os hablaba aquí de los diversos ataques, a mi juicio gratuitos que recibía la novela negra, y ayer leía divertido la que ha soltado el maestro Eduardo Mendoza en un congreso sobre la lengua española: “Me da igual que la gente no lea, la mayoría de libros son una birria”. ¿Por qué se dice algo así? Bueno, una razón puede ser simple y llanamente llamar la atención, pero pensando en positivo yo creo que Mendoza quiere mover un poco las conciencias, y suscitar el debate, muy necesario por otra parte. Hay una tercera explicación, alternativa:
7 de la mañana. Recién llegado a San Juan de Puerto Rico tomo la forma del ser humano que responde al nombre de Eduardo Mendoza. Por fin cumplo mi sueño de lucir un bonito bigote.
7:10. Suena el teléfono de la mesilla de noche. Me dicen no se qué de la lengua española, y que esté en la recepción del hotel en una hora, que me recogen para ir al congreso. Aprovecho para pedir que me traigan el desayuno.
7:15. Me arreglo el bigote.
7:20. Me traen un aperitivo. Una chica muy maja, le pido que no me tome el pelo y que me traiga el desayuno.
7:30. Me arreglo otra vez el bigote. No me gusta el resultado. Hago que quede como al principio.
8:10. Me recogen en un coche negro, muy elegante, y durante todo el trayecto un señor muy pesado me dice una y otra vez que hable del Quijote, que es muy importante para el fomento de la lectura. Que a la gente le gusta mucho que se hable del Quijote. Y recuerde, asevera, también son muy importantes los talleres literarios.
8:20. Llegamos a un sitio que se llama Centro de Congresos de San Juan. Hay unos carteles gigantes donde pone VII Congreso Internacional de la Lengua Española. Por todas partes veo "mi" foto, junto a la de otros señores muy serios. Mi bigote mola.
8:25. Me meten en una sala llena de gente. Me siento en el primer sitio que veo y pido el desayuno.
8:30. Me levantan. Ya no sonríen tanto como en la puerta. Que no sea picarón, que me toca hablar a mí, que suba al estrado. A ver qué digo yo ahora...
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