Hoy tenía otro tema para esta entrada, pero un artículo que he leído esta misma mañana del siempre interesante Manuel Gil, me ha hecho recordar que hace tiempo que quería compartir aquí mis particulares opiniones sobre los llamados libros enriquecidos.
Ya desde el principio de la revolución digital en el mundo del libro, muchos de sus defensores incluían entre sus argumentos la posibilidad de enriquecer los ebooks. Esto es, básicamente, añadir a los libros contenido multimedia, como vídeo y audio, además de aprovechar las enormes posibilidades del nuevo formato para crear vínculos y enlaces que permitan la interacción por parte del lector, saltos en el texto, finales alternativos, añadir materiales extra y mil cosas más. No hace falta imaginar demasiado para darse cuenta de las ventajas que esto supone para casi cualquier tipo de libro, pero en concreto para el libro de texto y divulgativo, campo en el que ya hay varios ejemplos espectaculares, o para el libro infantil.
Transcurridos unos cuantos años, el libro digital es ya el presente y sin embargo es cierto que los libros enriquecidos no han llegado aún a explotar, al menos desde el punto de vista de la cantidad de títulos presentes en el mercado, aunque las prediciones anteriores parecían indicar lo contrario. En este tiempo han aparecido también algunos artículos en los que se revisan los posibles motivos de este hecho, que en mi opinión se pueden resumir en un par de puntos:
- El coste de producción. Que la tecnología permita añadir estos enriquecimientos a los libros electrónicos no quiere decir que sea barato. De hecho, en muchos casos es todo lo contrario, si tenemos en cuenta los gastos de producir los materiales multimedia, por ejemplo, o que los costes de composición/maquetación aumentan. En unas condiciones en las que las ventas de libros en general han disminuido y los editores están pasando por una situación económica más apretada, no siempre es fácil afrontar proyectos que requieren una mayor financiación.
- El precio de los libros electrónicos y aplicaciones. Rentabilizar la inversión (del punto anterior) manteniendo los precios que el mercado admite, que en la edición digital son sensiblemente menores, puede resultar complicado.
- Géneros y temáticas. Hay cierto tipo de libro que se beneficia claramente de estas características especiales, como comentaba unos párrafos más arriba, pero sin embargo otros, como la ficción pura y dura, no tanto. Admito que este argumento es puramente personal, pero a mí, como lectora, no me resulta del todo confortable cuando hay algo que me rompe el ritmo de lectura, si tengo que ir siguiendo enlaces, yendo y viniendo por el texto o viendo vídeos.
A pesar de todo ello, también opino que los editores (y por supuesto también me incluyo) hemos incorporado la edición digital a nuestros hábitos de papel y muchas veces nos olvidamos de todas estas posibilidades.
Está claro, y coincido completamente contigo, Amalia, que la era digital ha llegado a la edición con etiqueta de presente (y posiblemente futuro). Y sí que, en ciertos tipos de publicaciones, el enriquecimiento de la edición mediante multimedia puede ser beneficioso para que el hábito lector se establezca como rutina en la sociedad. Pero sí opino que no veo, poniendo un ejemplo, un complemento multimedia en una ficción noir, o en un ensayo. Son géneros que necesitas un hilo conductor en tu lectura, sin enlaces, despistes. Creo recordar que tú también comentas que en ciertas publicaciones (no voy a separar géneros) sería no menos extraño tener que perder la concentración para acceder a elementos externos a la obra en sí.
ResponderEliminarHola Ruben, veo que en este tema estamos bastante de acuerdo. Muchas gracias por pasarte por el blog y dejarnos tus impresiones.
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